Como muchos sabrán, el domingo pasado fue el natalicio de Artigas. A lo largo de la historia, se ha mitificado mucho su figura, debido a que es utilizado como ejemplo para todos los uruguayos. En nuestra película, lo que intentamos hacer fue alterar esa imagen mesiánica, para devolverle su humanidad.

Sin  lugar a dudas, Artigas fue una persona excepcional. Siempre se destacó en donde quiera que estuvo: su carisma era irresistible, su carácter fuerte. En la opinión del investigador Carlos Maggi, lo que marcó a Artigas en su adolescencia fue su relación con los indígenas, negros y gauchos. Se mezclaron sus raíces, su avidez, lo que leyó y su contacto con la alta sociedad montevideana y con la parte marginada de la sociedad.

Esto no significa que haya sido un ciudadano ejemplar: participó de faenas clandestinas, del contrabando y de otros actos no aprobados por la ley. Recién a los treinta y tres años asume cierta responsabilidad y se une al cuerpo de Blandengues. Luego de varios años en la milicia se une a la revolución, dando inicio a lo que se conoce en nuestra Historia como el “período artiguista”.

Artigas fue un personaje clave para nuestra independencia, pero no está bien aislarlo con una estatua de bronce. Siempre promovió la igualdad entre la gente, y por eso mismo hay que restituirle su naturaleza de hombre. Él nos guía, pero nosotros vamos a su lado.

José Gervasio Artigas

José Gervasio Artigas