Éste es el afiche y el título definitivo de la película: Artigas – La Redota. Un título que es la decantación de un largo proceso, y que es válido no sólo para Uruguay sino para el mundo, ya que Artigas – La Redota es un encargo de TVE, como una de los filmes que forman parte de su colección Libertadores.

La redota, por su parte, focaliza un episodio particular de la gesta emancipadora artiguista: la larga marcha del éxodo, porque era de esa forma que le llamaban los paisanos. Redota que podía ser derrota pero que también funcionaba como derrotero, camino, destino. Redota que se convierte, torciendo las palabras, en la forma en que el pueblo oriental torció su destino de pueblo subyugado y se jugó por un sueño, abandonando todo, para seguir a Artigas en una marcha al Norte, a cien leguas de Montevideo, una travesía por el agreste, despiadada, de destino incierto. Una marcha sufrida pero con el más ambicioso de los derroteros: la libertad.

Suele decirse que la redota define, más que ningún otro episodio histórico del proceso emancipador, la matriz de esta nación. El pueblo se identifica en torno a la adversidad, se siente una unidad en la diáspora, acechados por dos imperios y por las intrigas de Buenos Aires. La redota no se olvida, y los obliga a reinventar el mundo, porque el otro estaba equivocado.

Es en ese episodio, cuando el pueblo acampa en el Ayuí, en el «éxodo quieto», donde se centra la película Artigas – La Redota. Las intrigas de Buenos Aires desean terminar con un hombre díscolo, que hará todo por impedir que Buenos Aires suplante a España como cabeza de un nuevo Virreinato del Río de la Plata. Y contrata a un sicario, para que mate al renegado, que aparentemente obedece pero no acata lo que Buenos Aires le ordena. Y, en forma paralela, la película narra la historia del pintor Juan Manuel Blanes, cuando, 72 años después, Máximo Santos le encarga que haga el retrato de Artigas, para convertirlo en un referente para una sociedad partida. El desafío de Blanes de pintar a un hombre sin rostro, que es realidad y leyenda, dialoga con el desafío del pueblo de la redota, que puede terminar libre o aniquilado. Del mismo modo que dialoga con el dilema del sicario, que si mata a su víctima puede terminar matando a su propia sombra. Un desafío que funciona como un espejo para los uruguayos, que nos permite entender mejor quiénes somos, quiénes fuimos, por qué forjamos la democracia más sólida de América Latina y por qué, a diferencia de todos los países del continente, en Uruguay nadie le baja la mirada a nadie.

Pablo Vierci

Afiche de Artigas - La Redota

Afiche de Artigas - La Redota